El crecimiento del trabajo independiente impulsa la demanda de autos adaptados para delivery, foodtrucks y servicios móviles. El área de Flotas de Salazar Israel potencia esta tendencia con leasing y asesoría especializada para nuevos emprendedores.
En los últimos años, el auto ha dejado de ser solo un medio de transporte personal para convertirse en una verdadera herramienta de trabajo. Impulsados por el auge del emprendimiento independiente, cada vez más chilenos están transformando sus vehículos en el motor de sus negocios: ya sea como repartidores, operadores de foodtrucks, proveedores de servicios móviles o pequeños comerciantes sobre ruedas.
De acuerdo con datos de la VII Encuesta de Microemprendimiento del INE y el Ministerio de Economía, en Chile existen cerca de 1,98 millones de microemprendedores activos. Según estimaciones del ecosistema emprendedor, al menos un 10% de ellos utiliza su vehículo como eje central de su actividad económica, lo que equivale a más de 200 mil personas que hoy generan ingresos gracias a su movilidad.
“Estamos viendo cómo muchas personas están profesionalizando su movilidad. Ya no se trata solo de tener un auto para trasladarse, sino de contar con un vehículo que les permita operar su negocio. Para ellos, el auto es su oficina, su almacén o incluso su cocina”, comenta Hernán Manzo, gerente de Flotas de Salazar Israel.
Este cambio de paradigma se refleja también en el comportamiento del mercado automotor chileno. Durante 2024 se inscribieron 306.046 vehículos nuevos, mientras que las transferencias de autos usados superaron el millón de unidades (1.003.038), marcando un crecimiento de 4,1 % en este último segmento. Esto sugiere que muchos emprendedores optan por vehículos usados como solución inicial para sus negocios, gracias a su menor costo de entrada.
En paralelo, el segmento de vehículos comerciales —clave para las pequeñas flotas y emprendimientos de despacho— registró 32.857 unidades vendidas en 2024, mientras que las SUV, ideales para transporte mixto, sumaron 147.434 unidades.
Actualmente, existen alternativas que permiten a los emprendedores acceder a vehículos bajo modalidades flexibles, como financiamiento a mediano y largo plazo (entre 24 y 60 meses), asistencia técnica continua y orientación especializada para elegir el modelo más adecuado según el tipo de actividad. También se observa un creciente interés por opciones híbridas y eléctricas, en línea con la búsqueda de soluciones más sustentables para el trabajo independiente.
“El aumento de personas que usan su auto como principal herramienta de trabajo nos ha llevado a repensar cómo apoyamos ese proceso. Hoy no basta con ofrecer un vehículo: es clave entender las necesidades operativas de cada rubro y acompañar con orientación especializada”, concluye Manzo.