En estas fechas, cuando aumentan las compras de juguetes y las familias buscan opciones significativas para regalar, es fundamental recordar que el juguete ideal no solo entretiene, sino que también educa y contribuye al desarrollo integral de niños y niñas
El juego como una ocupación esencial en la infancia, ya que a través del juego que las niñeces exploran su entorno, desarrollan autonomÃa, construyen identidad y fortalecen procesos cognitivos, sociales y emocionales que influyen directamente en su bienestar presente y futuro.
El juego es mucho más que un momento de diversión. Durante esta actividad, los niños y niñas ejercitan habilidades cognitivas como la memoria, la atención, la planificación, la creatividad y la resolución de problemas. Al mismo tiempo, desarrollan habilidades sociales relevantes como la cooperación, el respeto por los turnos, la empatÃa y la comunicación. Además, el juego es un espacio seguro para expresar emociones, manejar la frustración y potenciar la autorregulación emocional. En este sentido, elegir un juguete adecuado es una oportunidad para acompañar y fortalecer estos procesos.
Al momento de escoger un juguete, se recomienda que promueva el desarrollo, no solo la entretención. Juguetes como bloques, rompecabezas, instrumentos musicales, materiales de arte o elementos que permitan el juego simbólico favorecen aprendizajes significativos y estimulan múltiples áreas del desarrollo. También es importante que el juguete sea adecuado a la edad, intereses y capacidades del niño o niña, de manera que represente un desafÃo alcanzable y motivador. El juego simbólico, a través de muñecos, cocinas, herramientas, animales o escenarios, es una herramienta clave para estimular el lenguaje, la creatividad y la comprensión de roles y dinámicas sociales.
También se deben privilegiar los juguetes que fomenten la creatividad por encima de aquellos que funcionan de manera automática. Los juguetes abiertos, como legos, bloques, telas o masas, ofrecen múltiples posibilidades de uso y estimulan el pensamiento divergente, la toma de decisiones y la imaginación. Por otro lado, los juegos sociales, como los juegos de mesa o las actividades grupales, fortalecen la comunicación, el trabajo colaborativo y la regulación emocional, convirtiéndose en espacios valiosos para compartir en familia.
En esta misma lÃnea, es importante considerar la seguridad y la calidad de los materiales, privilegiando opciones no tóxicas, duraderas y adecuadas a cada etapa. Finalmente, las familias deben incorporar juguetes inclusivos que representen la diversidad, contemplen distintas necesidades sensoriales y promuevan valores de respeto y participación para todas las niñeces.
En definitiva, más que un regalo, un juguete puede convertirse en una herramienta potente para el crecimiento. Cuando elegimos con conciencia, abrimos oportunidades para que niños y niñas jueguen, exploren, imaginen y fortalezcan sus capacidades cognitivas, sociales y emocionales. El valor de un juguete no está en su precio, sino en su capacidad de acompañar el desarrollo y potenciar el juego como una ocupación significativa en la vida infantil.
De: Mauricio Quidel, Director de la Escuela de Terapia Ocupacional - Universidad Andrés Bello



