El martes 28 de octubre se inaugura la exposición Eros: de la belleza al deseo, del fotógrafo Marcelo Kohn en Casa Autónoma, Europa 1970, esquina Av. Pedro de Valdivia, Providencia. La muestra reúne una serie de 28 fotografías que investigan el deseo y el erotismo en la historia del arte desde el siglo XVI al siglo XX. En esta exposición curada por Arturo Duclos, Kohn despliega un análisis que da cuenta de los grandes mitos de la antigüedad clásica, recreados en la pintura barroca y rococó, y más tarde en el realismo francés hasta los posts academicistas del siglo XX
A través de la exploración de la mise en scène de los antiguos maestros del desnudo que propone Marcelo Kohn en sus fotografías, el artista parodia en esta puesta en escena de modelos, escenografías, vestuarios y objetos, una producción contemporánea del desnudo. De esta manera, en esta suerte de reescritura a través de la fotografía, Kohn recorre un extenso mapa del erotismo inspirado en los grandes mitos de la cultura greco-romana y el imaginario de la historia del arte.
Kohn, además, deja a la vista los artificios de su producción, que exhibe junto a las fotografías para desmontar la parodia escenográfica del arte y dotar a su muestra de un carácter objetivo en términos de producción-representación.
“La apuesta fotográfica de Marcelo Kohn, recorre la tradición del pasado y la historia de la imagen como arquetipo del presente, con la idea de reeditar los atributos del deseo y su latencia en un período cargado por una hipersexualidad, para producir una pausa, un descanso desde estas alegorías del pasado, cargadas de nostalgia y de deseo no consumado”, sostiene Duclos.
Agrega que en esta parada de escenas fotográficas, los personajes están suspendidos, están en un juego erótico permanente no ejecutado, esperando ser activados por la imaginación del espectador. “Asistimos -dice- a una elegante demostración cortesana de la contención amorosa, las flechas no hieren, los besos no besan, las miradas se sostienen, las caricias no fluyen, las palabras están demás, los cuerpos no se fatigan. Mas su deseo congelado persiste cálidamente”.




