¿Sabías que, dependiendo del tamaño de la raza, los perros alcanzan la madurez esquelética en diferentes edades? Las razas toy (tamaño Yorkshire) alcanzan su peso adulto entre los 6 y 9 meses; las pequeñas (un Beagle, por ejemplo), entre los 8 y 10 meses; un perro mediano, como los Border Collie, son adultos cuando cumplen un año de vida, los grandes como un Golden Retriever a los 18 meses de vida, y las llamadas razas gigantes, como el Gran Danés, alcanzan la madurez esquelética recién a los 2 años.
Por este motivo es clave darle la alimentación correcta para su desarrollo; elegir productos formulados con los ingredientes adecuados para cada etapa, tamaño y condición corporal, es fundamental.
Los cachorros deben recibir una dieta de crecimiento completa y equilibrada, con nutrientes específicos que les permitan alcanzar una madurez esquelética adecuada. Esto es especialmente importante en razas grandes y gigantes, donde una dieta menos densa en energía ayuda a evitar un crecimiento muy rápido, protegiendo al perro de anomalías óseas. También es importante preocuparnos del exceso de peso; pese a lo “tiernos” que se ven los cachorros gorditos, “diferentes investigaciones demuestran que mantener una condición corporal magra desde cachorros puede reducir los problemas esqueléticos y extender la vida saludable de un perro hasta en un 15%”, explica Masiel Gálvez, médico veterinaria de Purina.
La proteína es uno de los ingredientes esenciales durante esta etapa. Según la Asociación Estadounidense de Oficiales de Control de Alimentos (AAFCO), el alimento seco para cachorros debe contener un mínimo de 22.5% de proteína, mientras que los perros adultos requieren solo un 18%. Esta diferencia responde a las necesidades de desarrollo muscular propias de los cachorros. Las grasas también cumplen un rol vital. Las insaturadas, como los Omega 3 y 6, favorecen la absorción de vitaminas y contribuyen al bienestar general. Para los cachorros, la AAFCO recomienda un mínimo de 8.5% de grasa en su alimentación, frente a solo un 5.5% en la de los perros adultos.
“El calcio también es determinante. En la etapa de crecimiento se recomienda alimentos con un mínimo de 1.2% para asegurar el desarrollo correcto de dientes y huesos, requerimiento que disminuye a 0.5% en la adultez”, agrega la especialista.
Considerar estos ingredientes y proporciones es esencial al momento de hacer el cambio de alimento, especialmente al pasar de la etapa de cachorro a la adultez. ¿Cómo hacerlo?
Lo más importante es hacerlo de forma gradual; una vez que tu veterinario confirme que ya es adulto, comienza colocando ¼ de porción del alimento para adultos y tres cuartos del de cachorro que consume habitualmente. Conforme pasen los días su paladar y microbiota intestinal se irán acostumbrando, dándote la oportunidad de seguir sustituyendo las porciones del alimento que consume regularmente. Continúa poco a poco hasta llegar a un plato compuesto solo por la nueva fórmula para adultos.
¿Lo principal? ¡Paciencia! El cambio de alimento es un proceso que puede llevar de 7 a 10 días, pero este método ayudará a que su estómago no se resienta y que su paladar tampoco rechace la nueva dieta.
Aunque a tu perro le encante la comida de cachorro, debes hacer al cambio a adulto, ya que en caso de seguir podrías generarle un mal hábito que resulte en un problema de salud mayor, como el sobrepeso.